El equipo que entrenaba por la tarde, así que el cuerpo técnico escudriñó un espacio entre  las actividades deportivas a realizar para visitar uno de los lugares más  significativos de la ciudad, no sólo para quienes profesan la religión católica si no para quien quiera visitar uno de los lugares más espirituales del planeta.

Impactante, no sólo por el encontronazo con el calor sofocante de la tarde, el tráfico que trenza automóviles, buses, motos, bicicletas, los famosos rickshaws (especie de moto-taxi) y peatones que  permiten  entender como la gente común de la ciudad vive su vida.

Para llegar hasta la dirección del santuario -número 54 A de la calle Bose, ubicada frente al correo en el lado oeste de la ciudad- la delegación acudió a la base de la organización de las Misioneras de la Caridad, quienes se acercaron amablemente para recibir a este grupo de jóvenes futbolistas y entregarles su bendición.

Y como si fuera parte de una visita perfecta, en medio del silencio que reinaba en el lugar, una frase en español –que no provenía de la delegación nacional- rompió la calma. “Bienvenidos a este lugar”, dijo la hermana Antonia, quien comentó que vivió durante tres años en la ciudad de Santiago en la década de los 80´.

El recorrido se hizo en silencio, primero la sala donde se encuentra la tumba de la hoy santa Teresa de Calcuta; luego el museo –no más grande que una habitación de 3x3 metros- donde explica en  fotografías la vida de Ganxhe Bojaxhiu, albanesa nacionalizada india que a los 12 años decidió seguir la vocación de religiosa quien recibió el premio Nobel de la Paz (1979) que representó en vida ser la madre de los “pobres entre los pobres”.

POR WALESKA FUCHSLOCHER
FOTOGRAFÍA: ALVARO INOSTROZA / COMUNICACIONES ANFP
ENVIADOS ESPECIALES A CALCUTA